​A pesar de que la pandemia de COVID-19 es la mayor preocupación sanitaria en estos momentos, los veterinarios recuerdan que no se pueden olvidar las demás enfermedades animales que ponen en riesgo la salud pública

Durante estas semanas de cuarentena, muchas consultas veterinarias han sido necesariamente postergadas. Comenzada la desescalada, cabe recordar la necesidad de retomar todo este trabajo, incluidas las medidas preventivas, imprescindibles en la salud animal y humana.

El Gobierno ya ha hecho público el plan de desconfinamiento mediante el cual se volverá, paso a paso, a la normalidad. En este periodo de transición, los animales de compañía no pueden ser olvidados, ya que varios de los tratamientos aplicados en las clínicas veterinarias van encaminados a controlar enfermedades de potencial zoonótico. Por este motivo, no se deben descuidar los tratamientos habituales de vacunaciones y desparasitaciones.

Samuel Martínez, del Centro Veterinario Isvet, apunta para Diario Veterinario que “hay que concienciar a la gente sobre la importancia de la vacuna de la leptospirosis, rabia y leishmaniosis. Se han desatendido en estas semanas, pero son zoonosis que no deben de ser descuidadas”, recuerda.

IMPORTANCIA DE LOS TRATAMIENTOS ANTIPARASITARIOS

Asimismo, no solo las vacunas tienen función profiláctica en la salud pública. Los tratamientos antiparasitarios internos resultan igualmente importantes para prevenir determinadas zoonosis. La ascaridiasis o la hidatidosis, cuya prevalencia en España es de las más altas del continente europeo, pueden repuntar en estas semanas si se descuidan las medidas preventivas. “A pesar de que durante la cuarentena se han seguido aplicando estos tratamientos, son muchos los propietarios que en estas semanas no han desparasitado correctamente a sus animales”, asegura el veterinario. “Muchos parásitos de nuestras mascotas son agentes zoonóticos, por lo que este tratamiento no debe de ser pospuesto”, añade.

En cuanto a los parásitos externos, varias especies tienen su pico de actividad con la llegada de las altas temperaturas que se pueden ver acentuadas con la vuelta a la actividad al exterior de las personas y sus animales de compañías, ya que desde el 2 de mayo se puede salir a pasear y hacer deporte al aire libre con los perros.

Martínez recuerda que la primavera y el verano son las épocas del año en la que existe mayor incidencia de enfermedades parasitarias, tales como pulgas o garrapatas. Por lo que, además de las medidas preventivas frente a la COVID-19, los veterinarios recomiendan no descuidar la profilaxis frente a parásitos externos. “En este aspecto, los propietarios parecen tener las ideas más claras, ya que en estos días la venta de antiparasitarios externos ha aumentado”, afirma el experto.

Muchos de estos parásitos son transmisores de graves enfermedades para las mascotas, como por ejemplo la leishmaniosis o la babesiosis. El veterinario indica que no se puede olvidar que, ya sea el parásito en sí, como la pulga o la garrapata, o bien las enfermedades que éstos transmiten, como la enfermedad de Lyme, el ser humano se ve afectado con frecuencia.

“Aunque nuestro ritmo haya frenado, el de la naturaleza ha seguido en marcha. Las enfermedades y los parásitos siguen su curso, y no debemos desatender su prevención”, concluye Martínez.