Estrategias y herramientas para controlar la hidatidosis: lo que tenemos y lo que todavía no aplicamos

Después de más de medio siglo de programas, diagnósticos, talleres, manuales, capacitaciones y reuniones técnicas, la pregunta ya no es científica. Las herramientas existen, el conocimiento existe, la experiencia internacional existe. Entonces la pregunta honesta es otra:
¿por qué, si sabemos cómo controlarla, la hidatidosis sigue enfermando niños y empobreciendo familias rurales en la Argentina?

No podemos seguir respondiendo con excusas técnicas. El problema ya no es el qué hacer, sino el por qué no lo hacemos.

Tres herramientas que previenen, pero no controlan

Empecemos por ordenar el tablero. Hay medidas que son valiosas, necesarias y correctas, pero que no rompen el ciclo biológico. Las necesitamos, pero no alcanzan.

  1. Control canino (pero sin antiparasitario)

Ordenar los perros, atarlos lejos de los corrales, definir perreras rurales, impedir su acceso a la faena o a las huertas. Todo eso es bueno. Pero si el perro sigue parasitado, el ciclo sigue vivo. Prevención, sí. Control, no.

  1. Control de huertas y quintas

Una barrera lógica y centenaria para evitar contaminación con materia fecal. Es simple y debería ser una obviedad sanitaria. Pero no corta el ciclo.

  1. Educación

Es un pilar indispensable. Sin educación no hay cambio cultural. Pero lleva generaciones mover costumbres rurales. Educar sin actuar en el ciclo es como dar charlas mientras el parásito sigue circulando.

Estas tres acciones sirven, acompañan, pero no bastan. Y lo hemos comprobado cada década, en cada provincia, una y otra vez.

Tres herramientas que SÍ controlan la hidatidosis (porque rompen el ciclo)

Aquí está el corazón del control. La hidatidosis no es impredecible ni misteriosa. Se sostiene en un ciclo simple. Y si se corta en cualquiera de estos tres puntos, el ciclo se derrumba.

  1. Control de faena (la primera herramienta histórica)
    Cada vez que un perro no come un hígado o un pulmón con quistes, rompemos el ciclo. Esto se sabe desde 1863. Es la herramienta más antigua… y la seguimos aplicando de manera fragmentada e intermitente.
  2. Desparasitación sistemática con praziquantel (la herramienta que cambió el tablero en los ‘70)
    Si el perro deja de ser adulto portador, el ambiente deja de contaminarse con huevos. Cada desparasitación en un perro infectado rompe el ciclo. Pero requiere planificación, calendario y territorio, no voluntarismo.
  3. Vacunación del ganado con EG95 (la herramienta más nueva y estratégica)

Si la oveja o la cabra no desarrolla quistes, la etapa intermedia se apaga. Cada animal vacunado rompe el ciclo desde el eslabón productivo. Es la herramienta que acorta los tiempos de control.

Cuando se combinan, funcionan más rápido.

Las herramientas disponibles —control de faena, desparasitación canina y vacunación del ganado— han demostrado ser eficaces incluso cuando se aplican en forma individual. Sin embargo, cuando se combinan estratégicamente, es posible acortar significativamente los tiempos de control y, al mismo tiempo, reducir la frecuencia de desparasitaciones anuales. El profesor y veterinario británico Paul Torgerson, mediante modelos matemáticos, predijo que la combinación de dos desparasitaciones anuales en perros junto con la vacunación anual de ovejas resulta más efectiva y más rápida para disminuir la transmisión que la desparasitación aislada.

Esta evidencia también fue confirmada en el campo. En Marruecos, un ensayo con 32 pequeños productores afectados por hidatidosis, realizado durante cuatro años, combinó desparasitación de perros con praziquantel y vacunación de ovinos con EG95. Los resultados fueron claros: la vacunación redujo significativamente los quistes en las ovejas, y la desparasitación disminuyó la equinococosis en los perros. (Amarir et al., 2021. PLoS Negl Trop Dis 15(3)). La conclusión fue contundente: sumar herramientas acelera el control.

La estrategia más completa es la utilización simultánea de las tres medidas de control: desparasitar a los perros, vacunar a los ovinos y caprinos, e impedir que los perros consuman hígados o pulmones con quistes. Esta línea de acción ya fue aplicada a gran escala en la meseta tibetana de China, entre 2016 y 2020, donde se combinó educación sanitaria, desparasitación, control de faena y más de 40 millones de dosis anuales de EG95. Además de reducir la prevalencia, el programa generó ganancias económicas medibles para los productores, tanto en ingresos como en productividad ganadera. (Cai et al., 2023. Front. Vet. Sci. 10:1068259). Hoy las herramientas existen; utilizarlas juntas permitiría acelerar el control y mejorar el impacto sanitario y productivo en las zonas endémicas.

Otra estrategia complementaria consiste en utilizar simultáneamente las tres herramientas de control —desparasitar a los perros, vacunar al ganado y evitar que los perros consuman hígados o pulmones parasitados— e incorporar una acción sanitaria adicional enfocada en los animales con mayor probabilidad de portar quistes. En las áreas endémicas, los programas podrían retirar de los campos los animales más viejos —los que con mayor frecuencia presentan hidatidosis y suelen perderse por muerte o descarte— o, de manera más precisa, identificar y eliminar únicamente aquellos que den positivos a hidatidosis mediante serología o ecografía. Esta medida reduciría la oferta de quistes en el ambiente y aceleraría el tiempo de control, al disminuir el número de órganos infectados que podrían llegar a los perros

Qué hay que hacer

La respuesta es simple y directa:

Aplicar simultáneamente las tres herramientas que rompen el ciclo, en áreas rurales prioritarias, con metas, presupuesto y responsables. Eso es control. Lo demás es discurso.

Hace años que tenemos las herramientas. Hace años que sabemos qué funciona y qué no. Hace años que en algunas regiones del mundo controlaron la enfermedad que nosotros seguimos permitiendo.

No podemos seguir mirando para otro lado.

Donde hay niños con hidatidosis, no hay excusas.