UN POCO DE HISTORIA

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La hidatidosis nos acompañó  desde nuestro contactos  con los ovinos y caprinos primitivos y con el lobo y/o el perro.

Dos teorías se disputan la primacía sobre en qué momento ocurrió esto.

Casi es seguro que los grandes mamíferos – elementos indispensables para el traslado rápido y la alimentación humana– se domesticaron en la Medialuna Fértil de la Mesopotamia hace aproximadamente 30.000 años.

Una de estas dos teorías aduce que el perro surge como “el mejor amigo del hombre” hace entre 6.000 y 8.000 años.

Sin embargo, estudios realizados en el último tiempo con modernos métodos estiman que ese lapso es mucho más amplio –10.000 años como mínimo y, desde ya, mucho antes que la domesticación–, en virtud de que los cánidos actuaban como “ayudantes de campo” para la caza de los nómades recolectores-cazadores en los albores de la raza humana. Incluso, esta teoría los considera importantes para el asentamiento y la socialización del hombre.

La historia no dice  ….   que hace unos 14.000 años ya teníamos ovejas, cabra y perros en el mundo.

Hace  unos 10.000 años, el lobo se acercó al hombre por restos de comida, por curiosidad,  …

Con la crianza de sus cachorros comenzó su domesticación.

El lobo fue «guardián» y “ayudante” en las cacerías de los pueblos  nómades,  «recolectores-cazadores».

Cuando apareció el primer quiste o el primer parasito? …  

no lo sabemos

Si sabemos que  ….  hace unos 2500 años,

los médicos y veterinarios de la antigüedad describieron personas, ovejas, vacas, cerdos ….  

con lesiones en pulmones e hígados,  similares a lo que hoy conocemos ….   como “quistes hidatídicos”.

Todos los Hidatidólogos cuentan  que desde tiempos de  Hipócrates de Cos  …  unos 450 años a.C., se conocía la hidatidosis en los  seres humanos.

Ignorado el ciclo reproductor de esta tenia, lo cierto para la medicina es que desde Hipócrates, como sostiene William Kerr, entre otros, a los quistes hidatídicos se les atribuía la causa de las hidropesías abdominales, como afirma el aforismo hipocrático (sección VII, Nº 55, siglo V a.C.):

“cuando el hígado lleno de agua se rompe en el epiplón, el vientre se llena de agua y los enfermos sucumben”.

Galeno comenta lo dicho en esta forma: “El hígado es muy propio para engendrar hidátides en la membrana que lo reviste, pues de tiempo en tiempo se encuentran en los animales que se degüellan esta(s) víscera(s) con vesículas llenas de agua”.

Incluso el mismo Galeno, precursor y numen de la anatomía comparada, encontró similitud entre las vejigas de los seres humanos y las de los animales que se faenan.

También le debemos a Hipócrates y a las raíces etimológicas griegas la denominación echinoccoco, derivada del griego ekhinos (espinoso) y kokkos (gusano), con lo que se quería remedar el aspecto de las hidátides.

Los textos de Hipócrates, de Galeno, de Areteo y de otros médicos de la Antigüedad demuestran que se conocía el quiste hidático del pulmón, del hígado, del peritoneo, la presencia de fragmentos de membranas en la expectoración y la ruptura del quiste hepático en la  cavidad peritoneal.

Estas lesiones eran igualmente encontradas en las vísceras de los animales tales como los ovinos, los bovinos y los porcinos”.

Ciertamente, ellos ignoraban que los quistes llenos de agua eran debidos a un parásito.

En los textos antiguos, ellos son designados como “tubérculo”, “hidátide”, “quiste”.

MACCAS, M.: Statistique de L´Echinococcose Humaine en Grece. En: Archivos Internacionales de la Hidatidosis: Vol. XII: Octubre 1951, Fasc.: I-II, Montevideo, Imprenta Nacional, 1953, 600 páginas; pp.: 61-70.